Escribo estas palabras desde mi nuevo despacho, en el nuevo piso de Sant Adrià del Besòs, mientras mi compañera busca la manera de arreglar la app de Movistar + en el televisor y así poder ver esta noche La La Land.
No es una manera inusual de empezar esta entrada del blog. De hecho refleja muy bien de qué hablaré: hace dos meses ni siquiera era capaz de plantearme el hecho de estar independizado, con un trabajo estable y en fase de desarrollo (a muy largo plazo) de mi primer largometraje. Lo sé, es mucha información. El caso es que el cambio – ¡oh, única, bendita y maldita constante! – está ahí para quedarse-y-no.
Pero vayamos, como Beppo, peldaño a peldaño. Aquello increíblemente fantástico que me ha llevado a escribir hoy aparecerá más abajo, pasada la fotografía.
Decir que el proyecto Khaerawüd sigue bailando por festivales y ha pasado por las manos de mi profesora de guión fantástico en el Máster, Helena Mas – de quien he recibido una jugosa y animada retroacción. Esperemos que un día llegue a buen puerto. Mucho ha llovido desde que se convirtió y más tarde dejó de ser mi proyecto predilecto. No obstante, como Palpatine de Anakin, espero grandes cosas de él.
El International Call de Teo Jansen se mantiene en fase de post-producción. Allí actué por primera vez desde hace años, tengo muchas ganas de verlo acabado.
Curiosamente, a International Call se le sumó un proyecto de animación, un piloto muy gamberro para una webserie 360VR titulado Nebuloid. Bajo las órdenes del genio-en-vida Pepe Rico, he dado vida a Kalcer, uno de los cuatro tripulantes de una nave espacial a la que le ocurren mil historias. Tengo unas ganas locas de que esto sí llegue a buen espacio-puerto.
Ambos proyectos los he interpretado en inglés y podéis acceder a sus respectivas fichas de IMDB aquí y aquí. Ay, no, perdón. Aquí.
También añadir que esta mañana he acabado de escribir el guión del booktrailer de Memorias de Harleck, de cuyo primer tomo os hablé hace unos años, y cuyo cuarto y último volumen saldrá a la venta este abril. El autor Roger Peruga y yo escribimos, mientras que el autor Pau Sitjar dibuja unas escenas que animarán Júlia Salleres y Helena Sánchez. En cuanto esté listo lo publicaré.
Y finalmente añadir que mi proyecto más ambicioso, Villa Offline, fue pasado ante el público hace exactamente un mes y dos días. Una experiencia un tanto decepcionante pero con una crítica más que favorable que nos está haciendo trabajar duro en un segundo montaje para enviar a festivales de todo el mundo. Recordad que esta película, espero, será aquella que nos lleve por primera vez como autores al Festival de Sitges.
Y – una vez acabada la introducción – vayamos al grano.
Esto que aparece en la imagen es la fábrica textil Tecla Sala. Y ella es la fuente de inspiración de mi primera largometraje.
Hace unos meses, una amiga, la autora Anna Hailer, me mostró un precioso libro azul titulado El gran llibre de les criatures fantàstiques de Catalunya, de Joan de Déu Prats y Maria Padilla. Me maravilló. No pude evitar comprarlo para mi deleite personal.
Pronto se lo mostré a la madre de mi madre, a mi querida yaya, Isabel. Y cuál fue mi sorpresa cuando reconoció algunas de las criaturas del libro por historias que le explicaban cuando era pequeña. En concreto una – cuyo nombre no revelaré aún, aunque los más avispados caerán en quién es muy rápido – que va muy arraigada a la historia de Barcelona.
Casualmente por aquell entonces, Helena Mas, a quien he mencionado en la primera parte de la entrada, pedía a los alumnos que se trabajara un guión fantástico a través de un personaje. Nunca he sido muy fanático del terror, pero he descubierto que se me da bien trabajarlo cuando lo trato como una simple y tenebrosa, a veces mortal, curiosidad hacia lo desconocido. Por lo que tomé una antigua idea narrativa, a mi abuela como protagonista (o aquella versión de ella que pulula por mi mente) y a la criatura y escribí un tratamiento de personaje y un guión.
Así nació Nasus [working title].
Durante los últimos cuatro meses la historia ha ido evolucionando y pasando por las manos de mi hermano Eze Páez o ambas mis profesoras Helena Mas y Almudena Verdés, los ojos de amigos escritores como Roger Peruga y Elena Samblás, mis amigos Marc Arrey y Rebeca Sánchez, y mis padres y mi yaya Isabel. Sobre todo ella. Porque ella es el alma y el corazón de la historia.
Nasus está situada en el Hospitalet de Llobregat y en la Barcelona de las Navidades de 1943. Todos los personajes principales revolotean alrededor de la fábrica Textil Tecla sala. Y, claro, más allá de basar mi escritura en las historias de mi querida yaya Isabel, necesito información factual sobre la fábrica textil – ¡y sobre todo visual! Es por esa razón que esta mañana he acudido, tras mi sesión de escritura con Roger, al barrio de la Torrassa en L’Hospitalet y, más tarde, a la misma Tecla Sala a por información.
¿Sabéis qué he encontrado? Nada.
¿Pero sabéis qué? Ellos también están buscando. Y -¡bum!
Como cosa del destino, he ido a preguntar por fotografías, vídeos, libros y/o maquetas sobre la fábrica para añadir información histórica a mi relato y me he encontrado que el Ayuntamiento, junto al Museo y la Biblioteca, están buscando testimonios históricos orales y visuales de la fábrica para hacer el mismo trabajo recopilatorio que he estoy haciendo yo. Cuando se han enterado de que mi abuela y sus amigas siguen vivas la emoción nos ha invadido – ¡cuáles son las probabilidades de que esto ocurra!
Si esto no es trabajo de campo para informarme sobre el trasfondo de la historia a escribir, nada lo es. Ya he movido hilos y contactado con aquellos que conozco que trabajaran en la fábrica para podernos poner manos a la obra.
Esto va a ser precioso.
En este momento, Nasus [working title] consta de 9 páginas y un gran grupo de personas a su espalda interesadas porque este proyecto, y de paso la memoria histórica que va de su mano, sigan hacia delante.
Si piso Sitges con un largometraje, que sea con este. Antes os debo una entrada acerca de Villa Offline. En cuanto esté acabado, os hablo.
Aunque, ya sabéis, pueden ocurrir mil cosas para entonces.
Ama et quid vis fac.