#Sitges2021 – Camino Sitges. Toma 08

Llevo escribiendo esta serie de entradas tituladas Camino Sitges desde enero de 2016. Han pasado ya más de cinco años desde que me propuse estrenar en el Festival y no hay manera… No obstante, es todo mucho mejor.

Desde 2014 he pasado por el Sitges – Festival Internacional de Cinema Fantàstic de Catalunya como espectador, estudiante, becario, talent y, durante esta pasada quincuagésima-cuarta edición, staff como miembro del departamento de Comunicación y Prensa. La experiencia de volver a formar parte de la organización del Festival, esta vez a tiempo completo, es difícil de transcribir. Los madrugones, los fuegos, el cansancio y el estrés son parte de una amalgama de sentimientos adversos a lo que realmente alimenta la locomotora durante la quincena que dura el Festival: el compañerismo, el amor, el talento y la pasión.

Este pasado julio, tras un año balanceándome entre la docencia y el mundo del videoclip (¡válgame el cielo!), y mientras miraba de sacar hacia delante los proyectos que la pandemia mundial de la que aún resurgimos había trastocado, decidí lanzarme a la piscina. Mi tiempo como profesor y coordinador en Covent Garden, pese a otorgarme estabilidad emocional y económica, hacía que me sintiera atascado a nivel profesional dentro del audiovisual. Decidí, pues, marchar con lo puesto esperando que todo iría a mejor.

Y, ciertamente, aunque los dos siguientes meses fueron, digamos, difíciles de sobrellevar, Sitges cayó del cielo. Otra vez.

¿Qué tiene este lugar, este Festival y su gente, que en los momentos de más desesperación de mi vida han estado allí? Tres veces durante los últimos cuatro años me ha llamado (¡literalmente!) cuando más lo necesitaba. Es normal, claro está, o yo al menos así lo entiendo, que tal y como me ha devuelto la vida yo mire de dar mi vida por él. De no ser porque como (espero) cualquier artista que se precie estoy con el agua al cuello económicamente, decidiendo qué día como, cuál ceno, y cuál nanai, trabajaría allí de forma gratuita.

La vida en el Festival, las personas que conforman el mismo, desde sus organizadores a sus asistentes profesionales y no-profesionales, cinéfilos, cinéfagos y cin-zaber-bien-qué-hacen-ahí, son fantásticas, pun intended. Y lo feliz que me hace haber compartido toda una edición con ellas, bueno. Tenía razón al principio del texto. Es imposible de transcribir.

He vuelto a Barcelona con nuevas amistades y contactos, proyectos plantados que ojalá germinen, y una reavivada pasión por seguir luchando.

El 90% de las historias que nos explican tenían razón: ojo con que lo que quieres no sea lo mismo que necesitas.

Yo quería estrenar como fuera, y lo sigo queriendo.

Lo que no sabía es que antes, y para ello, necesitara una familia.

Sitges no es el cine, son las personas. Y lo que he aprendido de mi nueva familia en el departamento es mucho, y les debo tanto, tanto. Pero tanto.

No puedo esperar a ver cómo el destino, el Festival y su gente me sorprenden el año que viene. Espero también poder hacerlo yo.

Ama et quid vis fac, age si quid agis. Ad astra per amor.

Nos vemos en la siguiente toma, ya en una nueva secuencia parece.

P.S. Este año envié dos proyectos y no escogieron ninguno. Me da que voy a tener que cambiar mi ángulo.

En la imagen, la familia. Por Gerard Freixes.

BRC – Camino Sitges. Toma 07

Mañana, jueves 10 de octubre, formaré parte de la 5ª Blood Red Carpet de la 52ª Edición del Sitges International Fantastic Film Festival de Cataluña.

Acompañado de mis compañeras de alfombra, las actrices Claudia Trujillo y Mireia Oriol, los actores David Solans y Pol Monen, el director Rudy Riveron, y nuestra madrina la galardonada Goya Toledo, seremos presentados ante los profesionales de la industria y medios de comunicación internacionales durante el certamen.

No puedo estar más agradecido y emocionado.

Hace cinco años pisé el Festival por primera vez, y hace cuatro prometí en este mismo blog que un día estrenaría allí. En 2017 me acredité como estudiante del Máster de cine fantástico y ficción contemporánea, volviendo en 2018 como becario a través de los mismos estudios. Ese mismo año, en la 51ª edición, soñé con estrenar mi cortometraje Villa Offline. Pero no pudo ser.

A cambio, ocurrió algo mejor: me formé como profesional y aprendí, viendo cine y escuchando a directores, productores, guionistas y actores hablar en ruedas de prensa; conocí el verdadero funcionamiento de la distribución cinematográfica y la puesta en circuito por festivales; y pude ver de primera mano cómo se trabaja un dossier y se vende un largometraje.

Conocí a actores y directores, y cineastas de diferentes índoles, algunos de los que ya habréis oído hablar y muchos otros de los que espero que tengáis noticias bien pronto (y las tendréis, creedme). Conocí a muchas, muchas, nuevas amigas y encontré una nueva familia en Sitges, familia que durante doce meses se ha mantenido en contacto conmigo y que un año después me recibe con sonrisas y (a)brazos abiertos.

No estrené y me llevé el primer premio.

Durante todo un año creí que mi lugar en Sitges estaba en su organización, formando parte de este Festival, divulgando cine, arte, cultura. Pero, como comenté el año pasado, tengo entre manos un proyecto, aquel al que llamaba Nasus, ahora titulado El castillo al final del camino.

Tras tres años trabajando el guión, desarrollando el proyecto como trabajo final del Máster (recién acabado), y presentando el teaser a partir de este mes a productoras y equipo interesado, el proyecto comienza a marchar. Tanto el equipo como yo estamos emocionadísimos.

Es cierto, pues, que las historias te hacen viajar. La siguiente parada es mañana, Sitges. ¿A dónde más nos llevará?

Age si quid agis.

Sergi

P.S. Gracias, Alex, por la foto. Aclam siempre está ahí cuando lo necesito.

 

Dos pies dentro, la cabeza en las nubes – Camino Sitges. Toma 06

Estoy en Sitges, pero no como esperaba.

Desde noviembre de 2015 he compartido en este blog mi camino al Festival de Sitges, mi sueño de estrenar en el Festival de Cine Fantástico y de Terror de Catalunya. Al principio, la idea era presentar un largometraje que se transformó en corto. Después, ese corto que iba a ser se convirtió en otro, y al final el otro se filmó y no dio tiempo a enviarlo. Y ahora estoy en Festival de Sitges, pero no como esperaba.

El año pasado pisé por segunda vez el festival (la primera vez fue para asistir al estreno de Megamuerte (J. Oskura Nájera, 2014), en la que aparecían mis queridos Jordi Armengol y Álex Oliveres), y pude comprobar que allí era donde quería estar. Era alumno del Máster de Cine Fantástico cuyo equipo docente formaba parte de la organización del evento, y saboreé el privilegio todo lo que mis horarios profesionales me permitieron.

Me encontraba en medio de la pos-producción de Villa Offline, de la cual aún os debo entrada, pieza que se rodó con intención de estrenar en el festival el pasado año pero que no llegó a tiempo (ni de lejos).  Gracias a asistir a la quincuagésima edición del Sitges IFFFC y estudiar el máster, Villa Offline ha podido editarse y re-editarse, pasando por pases privados y decenas de visualizaciones, mejorando en cada versión. He aprendido mucho este año, me alegro de que el el corto no se enviara entonces, y teniendo en cuenta que la única dirección post-estudios cinematográficos ha sido durante el re-montaje (a lo George Lucas), no ha quedado del todo mal.

Podría ser mejor. Mucho. Pero, eh, nos lo acaban de premiar en Los Angeles. Algo habremos hecho bien.

Tenéis que entender varias cosas, que me son difíciles expresar pero que son fundamentales. Siempre he querido hacer cine. Lo he estudiado durante toda mi vida por mi cuenta, pero esta es la primera vez que puedo estudiar de forma oficial. Lo estoy estudiando en el máster que imparte el festival al que siempre he querido asisitir como director. Por complicaciones personales, el cine se ha convertido en mi único medio y modo de poder expresarme, socializar y avanzar personalmente día a día. Y ahora, de repente, me encuentro en un extraño impasse emocional.

En mayo el corto estaba listo para ser enviado a la 51ª Edición del Festival de Sitges. Y se envió.

En junio me propusieron hacer las prácticas del máster en la  51ª Edición del Festival de Sitges. Y acepté.

A poco menos de dos meses del festival al que siempre he querido llegar, me encuentro dentro de él, ayudando a organizarlo, trabajando codo con codo con personas a las que he admirado durante años. Estoy viviendo el festival desde un ángulo que jamás creí que sería posible, y no os podéis ni imaginar las maravillas que he podido observar de cerca.

«Maravillas» para un necio, supongo. Pero maravillas para mí al fin y al cabo.

No quiero, por prudencia profesional, detallar nada de lo que ocurre en las pequeñas oficinas en las que se trabaja para organizar el festival fantástico, pero sabed que es una labor titánica, de meses y docenas de increíbles personas que trabajan con ahinco y un cariño al cine descomunal. Tengo muchas ganas de vivir esta edición que he ayudado a contruir. Pero también trabajo tenso. Tenso, tenso.

Villa Offline está en la parrilla de cortometraje enviados para participar. Y creedme, compite con trabajos más que exquisitos. La tensión de no saber si el corto ha sido escogido estando dentro del festival me causa pesadillas. Literalmente. ¡Qué locura!

Pronto sabremos cómo acaba este pequeño momento de tensión. Sea como sea, el festival ya me ha seleccionado a mí para formar parte de él. Y eso es algo que ningún palmarés podrá superar, ni aunque el mismísimo César me entregara esos laureles.

Por otro lado, el largometraje al que llamamos Nasus [working title] sigue en desarrollo. Lleva unas sesenta páginas de guion y tiene a mucha gente emocionada detrás.

Estoy metido en otros proyectos, pero la verdad es que llevar a Villa Offline por Festivales y el trabajo en el 51º Sitges IFFFC me llevan bastante justo de tiempo (además de empezar ahora un nuevo curso en la escuela Covent Garden – ¡cuarto año ya! -).

No os podéis ni imaginar el lío que tengo en la cabeza con todo esto. ¿Voy muy rápido? ¿Van muy rápidas las cosas? ¿Estoy dando los pasos correctos, tomando las decisiones precisas? Un colega del festival a quien he cogido un gran cariño, una década mayor que yo, me confesaba el otro día lo que hubiera dado por ser yo, ya que he llegado muy rápido donde él querría haber estado a mi edad. Son esa clase de comentarios los que me sacan por las mañanas de la cama con una sonrisa de esperanza y que, a la vez, al cabo de las horas, me hacen pensar si no me estrellaré más rápido al seguir así.

Quizá lo mejor es que no seleccionen aún el cortometraje. Quizá lo mejor es enviar a Festivales sin pretensiones, aunque se rodara para este en específico, y dejar el proyecto fluir. Centrarme a vivir el festival. A acabar de estudiar el máster. A dar clases y escribir.

Quizá.

«Quién sabe señor Frodo. Quién sabe.»

Ya os contaré.

Ama et quid vis fac.

 

 

‘Nasus’ o una mañana de ficción en vida – Camino a Sitges. Toma 05

Escribo estas palabras desde mi nuevo despacho, en el nuevo piso de Sant Adrià del Besòs, mientras mi compañera busca la manera de arreglar la app de Movistar + en el televisor y así poder ver esta noche La La Land.

No es una manera inusual de empezar esta entrada del blog. De hecho refleja muy bien de qué hablaré: hace dos meses ni siquiera era capaz de plantearme el hecho de estar independizado, con un trabajo estable y en fase de desarrollo (a muy largo plazo) de mi primer largometraje. Lo sé, es mucha información. El caso es que el cambio – ¡oh, única, bendita y maldita constante! – está ahí para quedarse-y-no.

Pero vayamos, como Beppo, peldaño a peldaño. Aquello increíblemente fantástico que me ha llevado a escribir hoy aparecerá más abajo, pasada la fotografía.

Decir que el proyecto Khaerawüd sigue bailando por festivales y ha pasado por las manos de mi profesora de guión fantástico en el Máster, Helena Mas – de quien he recibido una jugosa y animada retroacción. Esperemos que un día llegue a buen puerto. Mucho ha llovido desde que se convirtió y más tarde dejó de ser mi proyecto predilecto. No obstante, como Palpatine de Anakin, espero grandes cosas de él.

El International Call de Teo Jansen se mantiene en fase de post-producción. Allí actué por primera vez desde hace años, tengo muchas ganas de verlo acabado.

Curiosamente, a International Call se le sumó un proyecto de animación, un piloto muy gamberro para una webserie 360VR titulado Nebuloid. Bajo las órdenes del genio-en-vida Pepe Rico, he dado vida a Kalcer, uno de los cuatro tripulantes de una nave espacial a la que le ocurren mil historias. Tengo unas ganas locas de que esto llegue a buen espacio-puerto.

Ambos proyectos los he interpretado en inglés y podéis acceder a sus respectivas fichas de IMDB aquí y aquí. Ay, no, perdón. Aquí.

También añadir que esta mañana he acabado de escribir el guión del booktrailer de Memorias de Harleck, de cuyo primer tomo os hablé hace unos años, y cuyo cuarto y último volumen saldrá a la venta este abril. El autor Roger Peruga y yo escribimos, mientras que el autor Pau Sitjar dibuja unas escenas que animarán Júlia Salleres y Helena Sánchez. En cuanto esté listo lo publicaré.

Y finalmente añadir que mi proyecto más ambicioso, Villa Offline, fue pasado ante el público hace exactamente un mes y dos días. Una experiencia un tanto decepcionante pero con una crítica más que favorable que nos está haciendo trabajar duro en un segundo montaje para enviar a festivales de todo el mundo. Recordad que esta película, espero, será aquella que nos lleve por primera vez como autores al Festival de Sitges.

Y – una vez acabada la introducción – vayamos al grano.

Esto que aparece en la imagen es la fábrica textil Tecla Sala. Y ella es la fuente de inspiración de mi primera largometraje.

Hace unos meses, una amiga, la autora Anna Hailer, me mostró un precioso libro azul titulado El gran llibre de les criatures fantàstiques de Catalunya, de Joan de Déu Prats y Maria Padilla. Me maravilló. No pude evitar comprarlo para mi deleite personal.

Pronto se lo mostré a la madre de mi madre, a mi querida yaya, Isabel. Y cuál fue mi sorpresa cuando reconoció algunas de las criaturas del libro por historias que le explicaban cuando era pequeña. En concreto una – cuyo nombre no revelaré aún, aunque los más avispados caerán en quién es muy rápido – que va muy arraigada a la historia de Barcelona.

Casualmente por aquell entonces, Helena Mas, a quien he mencionado en la primera parte de la entrada, pedía a los alumnos que se trabajara un guión fantástico a través de un personaje. Nunca he sido muy fanático del terror, pero he descubierto que se me da bien trabajarlo cuando lo trato como una simple y tenebrosa, a veces mortal, curiosidad hacia lo desconocido. Por lo que tomé una antigua idea narrativa, a mi abuela como protagonista (o aquella versión de ella que pulula por mi mente) y a la criatura y escribí un tratamiento de personaje y un guión.

Así nació Nasus [working title].

Durante los últimos cuatro meses la historia ha ido evolucionando y pasando por las manos de mi hermano Eze Páez o ambas mis profesoras Helena Mas y Almudena Verdés, los ojos de amigos escritores como Roger Peruga y Elena Samblás, mis amigos Marc Arrey y Rebeca Sánchez, y mis padres y mi yaya Isabel. Sobre todo ella. Porque ella es el alma y el corazón de la historia.

Nasus está situada en el Hospitalet de Llobregat y en la Barcelona de las Navidades de 1943. Todos los personajes principales revolotean alrededor de la fábrica Textil Tecla sala. Y, claro, más allá de basar mi escritura en las historias de mi querida yaya Isabel, necesito información factual sobre la fábrica textil – ¡y sobre todo visual! Es por esa razón que esta mañana he acudido, tras mi sesión de escritura con Roger, al barrio de la Torrassa en L’Hospitalet y, más tarde, a la misma Tecla Sala a por información.

¿Sabéis qué he encontrado? Nada.

¿Pero sabéis qué? Ellos también están buscando. Y -¡bum!

Como cosa del destino, he ido a preguntar por fotografías, vídeos, libros y/o maquetas sobre la fábrica para añadir información histórica a mi relato y me he encontrado que el Ayuntamiento, junto al Museo y la Biblioteca, están buscando testimonios históricos orales y visuales de la fábrica para hacer el mismo trabajo recopilatorio que he estoy haciendo yo. Cuando se han enterado de que mi abuela y sus amigas siguen vivas la emoción nos ha invadido – ¡cuáles son las probabilidades de que esto ocurra!

Si esto no es trabajo de campo para informarme sobre el trasfondo de la historia a escribir, nada lo es. Ya he movido hilos y contactado con aquellos que conozco que trabajaran en la fábrica para podernos poner manos a la obra.

Esto va a ser precioso.

En este momento, Nasus [working title] consta de 9 páginas y un gran grupo de personas a su espalda interesadas porque este proyecto, y de paso la memoria histórica que va de su mano, sigan hacia delante.

Si piso Sitges con un largometraje, que sea con este. Antes os debo una entrada acerca de Villa Offline. En cuanto esté acabado, os hablo.

Aunque, ya sabéis, pueden ocurrir mil cosas para entonces.

Ama et quid vis fac.

On my way – Camino a Sitges. Toma 04

El ‘Camino a Sitges’ no está siendo aquel que me esperaba…

Está siendo mejor.

Al final, este año he ido al Festival Internacional de Cine Fantástico y de Terror de Sitges, que cumplía 50 años. Mi segunda vez en el Festival, ya que fui por primera vez en 2014 al estreno de Megamuerte (J. Oskura Nájera) en la que aparecían mis queridos amigos y colegas Álex Oliveres y Jordi Armengol. Pero no como esperaba. Ya que he ido como alumno del festival.

Así es amigos. Estoy estudiando de nuevo. Y, por fin, cine. Creí que sería imposible y me ha costado años ahorrar para ello, pero por fin soy alumno oficial, acreditado, de un Máster de cine fantástico y ficción contemporánea que ha creado el Festival junto a la UOC. Como alumno del máster tuve la oportunidad de pasar varios días en el festival y de conocer a gente… fantástica (este pasado domingo pasé la mañana acompañado de otros fans del género mientras Jaume Balagueró[Rec] (2007), Muse (2017) – nos mostraba el Parque Audiovisual de Catalunya. Una experiencia sublime, un hombre encantador).

Así que pasé por Sitges, y ahora Sitges forma parte de mi vida diaria y lo hará hasta, mínimo, junio de 2019 cuando acabe los estudios.

Sin embargo, eso no significa que aquello que me iba a llevar (o eso creía) al Festival ya no exista. Todo lo contrario.

Hace dos semanas acabé de rodar como actor en el cortometraje de ciencia-ficción y terror International Call de mi querido amigo director Teo Jansen. Interpreté a Tony, un joven nerd durante un apocalipsis a través de una videollamada, tras haber pasado años sin actuar. El dire está contento conmigo. Yo también. En unas semanas veremos resultados… ¡y a festivales!

Y lo más importante… Está a punto de acabar la post-producción del proyecto más ambicioso hasta la fecha.

Villa Offline es una comedia de terror, media hora de aventuras al más clásico estilo Edgar Wright/Frank Oz. Estoy muy orgulloso de ella, de mi equipo, de mis actores, y los cientos de personas que nos apoyan.

Este proyecto, al cual en breve dedicaré una larga entrada, nos representará en festivales desde enero de 2018. Tengo muchas ganas de que lo veáis.

Ama et quid vis fac.

Vueltas – Camino a Sitges. Toma 03

La pasada entrada en esta sección a la que acertadamente titulé ‘Camino a Sitges‘ es de enero del pasado año. En ese momento no tenía ni idea de que el camino iba a ser tan largo.

Hoy no lo parece tanto: los proyectos de entonces ven la luz, otros reciben su merecido y emergen unos tantos más.

La última vez que posteé en la sección estaba filmando una serie de spots para la ONG STOP Accidentes y Cinesa con Karra Elejalde. Este mes de julio, más de dos años desde que comenzó el proyecto, esos spots llegarán a las salas de los cines Texas (tú te lo pierdes, Cinesa). Junto al anuncio en castellano de Elejalde aparecerá una versión en catalán con Bruno Oro – uno de mis actores predilectos. Un honor dirigirle… si se le puede llamar así.

También entonces el Camino a Sitges estaba delimitado por la producción de una ambiciosa historia de fantasía y terror: KHAERAWÜD. THE DARK FOREST. Una súper-producción de cortometraje que era inviable (y lo es hasta la fecha) que mucha gente y yo decidimos mantener en hiato por su propio bien. Excepto mi hermano, Eze Páez, y yo.

Ambos somos narradores de nacimiento y nos hemos co-educado contándonos historias. Sin embargo es difícil ser consciente de si una historia hacer sentir a los demás lo mismo que lo que te hace sentir a ti. Ojo – aquí no hablamos de buenas o malas historias, sino de historias que sientan diferente a una persona y a otra. Vamos, que gustan; y – ojo – que tampoco hablamos de que tengan que gustar a todo el mundo.

El caso es que my BB y yo decidimos re-escribir el guion en inglishpitinglish y enviarlo a festivales, a ver qué pasaba. ¿Y qué pasó…?

Pues que el Fantasy/Sci-Fi Film & Screenplay Festival no lo aceptó por ser demasiado subjetivo (error nuestro, casi escribimos en prosa los guiones), y añadió:

[…] this tale is very engaging and the dialogue is nicely authentic, yet still understandable. The true horror of the forest is very graphic and detailed, pushing this well away from a standard knight’s quest.

O lo que viene a ser lo mismo:

[…] el cuento es atractivo, sus diálogos muy auténticos y aun así comprensibles. El terror que transmite el bosque es gráfico y detallado, alejándose de las típicas aventuras caballerescas.

Y que el Barcelona International Film Festival nos premió como Finalistas Oficiales al Mejor Guion.

Suficiente para continuar adelante.

Y adelante continuamos porque, mientras KHAERAWÜD sigue creciendo, este octubre parece que sí que voy a Sitges en su 50 aniversario. Puede incluso que por partida doble (actor/director) – con dos producciones fantásticas llenas de gente increíble.

Os voy contando. Se you latte, macchiato.

PS. La imagen de portada es un Matte Painting de la trilogía Berserk (2012-13).

De guiones terminados y Errejaldes va la cosa – Camino a Sitges. Toma 02

He aquí la segunda entrada de este diario de producción.

Y ha pasado bastante desde la primero, ¡quién iba a decir que el proceso de llevar algo al Festival de cine sería tan tedioso! Y no tedioso porque amargue, tedioso porque no deja amargar.

Veréis, desde la última entrada en la que relaté cómo VisionFES decidió centrarse en la producción de cortometrajes, han pasado muchas cosas: se ha acabado de escribir el guión, cambiado la fecha de estreno, detallado la producción… y de mientras se han desarrollado un par de cortometrajes o tres de forma intermedia y acabado de filmar un spot para cines y redes.

Vamos por partes.

En primer lugar, el PROYECTO BRUXAS ya está guionizado y bautizado. Su título KHAERAWÜD, que en una lengua distante y arcana, Gaezani’tan (La lengua del llano) significa El bosque oscuro. The Dark Forest, en inglés. Que queda más cool.

Los diálogos del guión están siendo desarrollados en Gaezani’tan y Khani’tan, las dos lenguas habladas en el reino. Lo creáis o no, desarrollar la fonética, gramática y vocabulario de una lengua es mucho más divertido. Mi trinchera, por eso, es mi habitación, despacho y cafetería particular.

Durante la primera fase del proyecto, como siempre de mano de, y al lado de todos mis compañeros y equipo, me acompañará codo con codo la ilustradora Aisha Ullah (aquí podéis ver su blog). Nos encargaremos de relatar un prólogo que funcionará como Teaser Trailer del proyecto para más adelante encontrar financiación. Ahora, buscamos estrenarlo en Sitges 2017.

Como explicaba, se ha desarrollado un presupuesto inicial para el cortometraje que excede las expectativas. Conscientes de que no podremos filmarlo en tiempo (el dinero no crece en los árboles, se ve), dedicaremos los próximos meses a rodar pequeños cortometrajes – algunos infinítamente más chulos que otros. Todos geniales al final.

De mientras, esta semana terminé un rodaje largamente postpuesto:

El spot para la ONG STOP Accidentes llega a su fin con el rodaje de las últimas escenas con la colaboración del galardonado actor vitoriano Karra Elejalde (Ocho apellidos vascos, Tambén la lluvia… para mí siempre será Mortadelo).

Fue un rodaje muy breve, y se comportó de manera muy profesional teniendo en cuenta que no andaba muy bien de salud. Nos reímos, me alagó, comparó mi estatura con la de Clara Lago (eres una claralaguita, me dijo) y se marchó deseándonos a todos lo mejor a su manera.

El spot se podrá ver pronto en los Cinesa a nivel nacional – aquí la ficha del corto en nuestra web. Es un gran paso para mí, profesionalmente… y he de decir que hacía tiempo que no me sentía tan bien de manera personal.

Un saludo, prometo no tardar tanto en escribir la próxima vez.

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Camino a Sitges. Toma 01 – Diario de producción: primera entrada

Por lo que sé, soy un fanático de las historias desde más allá de lo que mis recuerdos alcanzan.

Antes de que mi madre se sentara a mi lado para que aprendiera a leer con los libros de El barco de vapor, mi padre me relataba historias de salamandras vaqueras que vivían aventuras en el lejano oeste y mi hermano me detallaba con emoción todas los cuentos y leyendas de la Tierra Media que acababa de leer. Todas estas historias después se las explicaba a mis amiguitos del cole, quienes (la mayor parte del tiempo) las escuchaban ávidamente.

Claro, una vez pude tener un libro en mis manos me puse a leer a la par que empecé a devorar películas y series. Nada más entrar en secundaria, decidí que mi camino en la vida sería contar historias, de todo tipo: el placer de hacer soñar, sentir y aprender a través de la narrativa es mi droga.

Esta droga la he compartido con mi hermano, Ezequiel (Eze (Tete (Dr. Gordo))) durante muchos años. En cuanto conocemos una historia (o partes de La Historia) que no conocemos, corremos a contárnoslas. Y, de vez en cuando, nos contamos historias de nuestra propia invención. Así fue cómo nació este proyecto, hará casi dos o tres años.

La historia que avanza camino a Sitges.

Hace ya mucho que pretendía que esta historia fuera a Sitges. Pero siempre pasa algo – ahora mismo Vision Factory se retrasa por el rodaje de un spot para cines y el programa Exploradores 3.0 que podéis ver en las FNAC de Barcelona -, y siempre se deja de lado.

Cuando mi hermano y yo retomamos el trabajo en esta historia – a la que llamaremos de aquí en adelante el Proyecto Bruxas, moví a todo mi equipo para ponernos manos a la obra a la par que empezamos a re-imaginar, crear, re-redactar todo aquello que diera una base firme a este proyecto. Pero shit tends to happen.

Hasta el viernes por la noche.

El viernes por la noche, el cineasta Dani Portillo, que ha sido mi director de foto en varios proyectos y me ha dirigido como actor en su último corto, me soltó aquello que necesitaba que me soltaran: nos juntamos para hacer cine, para hacer cortos, y al final nada de nada. Aquella frase, el apoyo de los presentes, algo de alcohol, y un ominoso discurso acerca del destino que no es destino pero que, ey, coño, se ha de aprovechar hicieron que hoy empezara este diario de rodaje.

Porque hoy he comenzado a escribir el borrador.

Un borrador que aún está lejos de ser definitivo, pero que gracias al impulso y el trabajo de todos será la primera baldosa del camino a Sitges.